Capítulo 5
Season
Estoy acostada en mi cama, viendo el techo adornado con estrellas que mi padre ha puesto en mi cuarto desde que tengo mi primer recuerdo, papá siempre se ha asegurado de hacernos saber que todos tenemos un propósito en esta tierra y que habiendo tanto en el universo, nosotros somos los afortunados de vivir aquí. Siempre me ha maravillado la forma en la que papá se refiere a las personas y eso lo lleva siempre a su profesión, la cual ama con locura.
Desde la puerta me llama Sealy—: ¿Puedo pasar, nena? —pregunta con una sonrisa.
Es martes y no quiero ni moverme de la cama para ir a la escuela. Ayer después de quedarnos una hora y media en el comedor tomando té, salimos a cenar a un lugar mexicano no muy lejos de aquí. Papá decidió que fuésemos caminando ya que, al momento de querer entrar al auto, estuve a punto de tener otro ataque de ansiedad. La caminata no fue muy larga, alrededor de 25 minutos. En el camino de regreso Sealy me trajo en su espalda y el día pareció relajarse un poco.
—Pasa, pero nada de lo que digas hará que me mueva de esta cama para ir a la escuela, no podemos ir caminando a ese lugar —digo con un puchero en mi rostro.
Sealy camina hacia mi cama y se sienta cerca de mis pies—: Mamá dijo que después de la escuela, iremos a la playa —dice con una sonrisa burlona, sabiendo que de ninguna manera eso me animaría.
—¡Que oferta tan buena! —digo con burla, dándole una patada en la espalda.
—Tranquila, Karate Kid —dice riendo, toma mi pie y me hace cosquillas—. Al parecer aún no hay clases por el problema presentado ayer, pero las pruebas para el equipo de futbol siguen en pie. Quiero que me acompañes —su rostro se ve tan angelical, pero 17 años con este “ángel” me han enseñado que así es como consigue las cosas—. ¿Por favorsiiiito?
No puedo evitarlo y río—. ¿Puedo ir en el asiento trasero?
—Cómo te sientas más cómoda, nena —responde—. Por cierto, tu teléfono está en la mesa de abajo, anoche saqué las cosas del coche y no ha parado de sonar. Realmente no tuve oportunidad de contestar, ¿Cuándo cambiaste de celular? —pregunta.
—¿Cambiar de celular? Claro que no. Tengo el mismo modelo que tu desde que los compramos hace dos meses —respondo, confundida.
—Ese teléfono que estaba en tu mochila no es tu teléfono, te lo aseguro —dice Sealy.
Sealy debe estar equivocado, ayer no usé mi teléfono en todo el día excepto cuando salí de la primera clase y me tropecé con Xander. Incluso recuerdo con claridad haberlo recogido y guardado. A menos que…
Salgo de la cama corriendo y bajo las escaleras con velocidad, voy hacia la mesa que está en la sala y ahí está, mi teléfono. Lo tomo y a primera vista se ve como mi teléfono. No tiene contraseña porque realmente no tengo absolutamente nada que esconderle a nadie, así que al tocar el botón de en medio, la pantalla principal aparece y… definitivamente no es mi teléfono, un fondo de pantalla de color verde olivo aparece, las aplicaciones están organizadas por colores y orden alfabético. No puedo creer que haya tomado el teléfono equivocado cuando me tropecé con Xander. Incluso lo vi con su teléfono a la salida cuando le pregunté su nombre, pero eso era mi teléfono, ¿no? ¿Por qué no dijo nada cuando hablamos por tercera vez?
La voz de Sealy me sobresalta—. ¿De quién es ese teléfono? —pregunta.
Me debato en decirle o no, los celos de Sealy con cualquier chico que muestre un remoto interés en mí son imposibles. Se pone todo protector—. Te digo, pero solo con la condición de que no te vas a molestar —lo apunto con un dedo.
—No prometo nada. ¿De quién es ese teléfono? —pregunta de nuevo.
—Bien. Recuerdas ayer por la mañana que viste que me tropecé con este chico de ojos azules —empiezo, sonrío un poco al recordar los ojos de Xander— al parecer tomé su teléfono y él tomó el mío, ayer después de eso ya no revisé mi teléfono y con todo lo que sucedió, ni me molesté en acordarme del teléfono.
—¿O sea que ese tipo ha tenido tu teléfono por todo un día entero? —la voz de Sealy suena amenazante.
—Supongo que sí —digo sin mucha importancia, pero sé que Xander ha podido ver todo lo de mi teléfono, mis fotos, mis contactos, mis conversaciones, mis redes sociales.
—¿Y no ha mandado algún mensaje o llamado? —pregunta Sealy.
—Revisaré —es lo único que digo mientras subo las escaleras.
Camino despacio y enciendo de nuevo el teléfono, entro a los mensajes y ciertamente, hay una conversación con mi número en él. Lo abro, tiene 8 mensajes sin leer:
03:05 pm: Hola, Season. ¿Puedes adivinar quién soy? 😊
03:35 pm: ¿Quién es Oliver? ¿Es tu novio? ¿No se te hace muy feo para ti?
03:58 pm: ¿Quién es el chico con el que te fuiste hoy?
04:22 pm: No importa ya, me dijo Ash que es tu hermano y que su nombre no es Oliver.
04:46 pm: ¿Quién es Oliver?
05:24 pm: Ash se acaba de enterar lo que pasó con tu coche en la carretera, un conocido suyo vio tu coche parado y a tu hermano contigo en brazos, ¿te encuentras bien?
08:08 pm: Bueno, no sé si te diste cuenta o no, pero tomamos los teléfonos equivocados cuando nos tropezamos. Por favor, contáctame cuando veas estos mensajes para poder hacer el cambio. En verdad espero que estés bien. Por cierto, soy Xander.
08:09 pm: El chico tan hermoso que te deslumbró esta mañana.
Termino de leer los mensajes y tengo una tonta sonrisa en mi rostro. No me deslumbró esta mañana, solo en sus sueños. Decido contestarle los mensajes
08:10 am: Hola, Xander. Te pido una disculpa por no contestar el día de ayer, mi hermano y yo estuvimos a punto de tener un accidente, y sí, me encuentro bien, gracias por preguntar, justamente me voy dando cuenta el detalle con nuestros teléfonos. Te pido de nuevo una disculpa por mi torpeza. Oliver es… complicado. ¿Alguna pregunta más?
08:11 am: Estoy dirigiéndome a la escuela, te parece si nos vemos ahí para intercambiar teléfonos. Por cierto, descuida, no he tenido tiempo de revisar nada en tu teléfono.
Este último mensaje lo pongo como una indirecta ya que estoy completamente segura que él sí revisó mi teléfono. Presiono la tecla de enviar y dejo el teléfono en la cama.
—Sealy, en diez minutos bajo para ir a la escuela —grito desde mi habitación.
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