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30 octubre 2020

Feliz Halloween?

 


¡¡¡Hey Hadas!!!

Este año ha sido algo atípico, uno donde nuestra vida normal, dio un giro de 90°. Hemos tenido que adaptarnos a una” nueva normalidad”, que cuesta.

Y mas en festividades como esta.

El día de muertos, es una de las celebraciones mas importante en mi país. Así que, para no dejarla pasar desapercibida, les traigo un pequeño relato.

¿Listas para entrar en modo spooky fairies?

Apaguen la luz y extingan toda esperanza de sanidad.



Todo sucedió tan rápido. Las personas estaban paralizadas en la calle, la conmoción y horror dibujaba sus rostros. Todo envuelto en unos segundos llenos de tensión y silencio previos al caos.


La avenida es una de las más transitadas de la ciudad, llena de coches ruidosos, calor y estrés. En sus laterales, había locales de diversos giros en donde pasar inadvertido la locura del mundo. Los vehículos apurados en llegar a algún lugar. Personas distraídas con un destino en mente. Todos comulgando en una ciudad donde reinaba un desorden que todos entendían.

Un hombre vestido con traje sastre beige, pulcro, sin ninguna sola arruga a la vista, con maletín en la mano y el celular en la otra, pasó la calle apurado, no tomando atención a su entorno, no dándose cuenta del camión que se avecinaba hacia a él a toda velocidad.

Sin ser consciente de los últimos minutos de su existencia.

El impacto fue brutal. El chirrido de los frenos que no alcanzaron a parar, el crujir de huesos, metal y vidrio sonaron en los oídos de todo transeúnte. El cuerpo golpeó el parabrisas con la cabeza de frente, partiendo su cráneo y cuello, volviendo sus miembros laxos.

Cayó sobre el caliente pavimento, donde el camión intentó huir. Las llantas pasaron sobre él. Destrozándolo…armando todo un lío de extremidades y sangre por la acera. Su cabeza rodó cerca de mis pies, la sangre salpicó mi cara. Su cuerpo fracturado aún tenía espasmos, retorciendo los últimos signos de vida en sus brazos y torso rotos.

Su decapitado rostro, mostraba una mueca de miedo, sorpresa y mucha incredulidad. Sus ojos perdidos en diferentes puntos. Y la herida en su cabeza estaba…fragmentada en piel, grasa, sangre y huesos.

Me dieron arcadas.

Pocos sabían que el hombre veía su celular por un mensaje de su esposa avisándole que iba camino al hospital para dar a luz a su primer hijo. Pocos sabían que, en la mañana, el chofer del camión casi no durmió.

Pero yo sí.

Lo sabía, porque hace no menos de cinco minutos acababa de escribirlo en mi laptop. Todo era exactamente igual al personaje que acababa de matar en mi novela.

—Tal vez es solo una coincidencia — me susurré.

No lo es.

Otra vez aquella voz, esa que no me dejaba tranquila en el día, esa que me decía que redactar. A veces, como escritor escuchas como los personajes que están en tu cabeza hablan, son como seres vivos ansiosos de que el mundo sepan de ellos. Desesperados en que escribas su historia.

 Pero esta era diferente a mis anteriores personajes. Era brusca y agresiva. Era un personaje del que no tenía control. Su voz gritaba y se burlaba…me ponía los vellos de punta. Mucho más, en ocasiones como ésta, cuando sentía que su voz no estaba en mi cabeza, sino hablándome al oído.

Porque lo estoy.

Un escalofrío recorre mi cuerpo.

Cierro mis ojos, intenté calmarme y regular mi respiración.

Es un personaje

Es un personaje

Es un personaje.

Me repito. No sé si intentando convencerme a mí o aquella voz.

Ella suelta una carcajada.

—Estoy loca — Vuelvo a decir.

No lo estás, mírame.

Mis ojos se abren en automático. De inmediato, soy consciente de los gritos de las personas, los murmullos de conmoción a mi alrededor, también el sonido de las sirenas acercándose, haciendo eco en toda la avenida.

De repente un coche se estaciona enfrente, los vidrios tintados de sus puertas me devuelven mi imagen.

Un grito de terror me inunda.

No solo porque puedo ver mi demacrado rostro por falta de sueño en los últimos días o por las manchas de sangre que salpican mi piel y ropa.

Es por el rostro detrás de mí… asomándose por un costado de mi hombro izquierdo.

Uno idéntico al mío, uno con rasgos profundos, bordes afilados y sombras oscuras. Sus ojos carentes de pupilas están fijos en nuestra imagen, su boca muestra una horripilante mueca demoníaca.

—Tal vez si estoy loca —pronunció con voz alterada, revelando mi pánico.

Y el reflejo solo me sonríe.

 


 Feliz Halloween

 

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