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Capítulo 4
Season
Era difícil concentrarme en otra cosa
que no fuese manejar. Seally me pidió que lo hiciera, alegando que alguna vez
tenía que superar el miedo a morir en este asiento. Tengo que manejar este
coche con delicadeza, ya que las velocidades son una locura si no modero mi
fuerza en el pie. Odio estos coches. En realidad, odio todos los coches, pero
no siempre voy a tener a Seally para ser mi chófer y llevarme a donde quiera,
cuando quiera. Así que aquí estoy, frente al volante, llena de nervios y
preocupada por no chocar con otro auto o terminar estampada con un poste o una
muralla.
El pensamiento me lleva de inmediato
hacia mi primer encuentro con Xander y recuerdo como su playera se apretaba
contra sus brazos y su pecho; imagino su rostro de nuevo y sus ojos son lo
primero que llega a mi mente, son de un azul muy raro, uno que nunca había
visto, una extraña combinación entre azul y morado, lleno de destellos que
iluminaban a quien los miraba. No puedo dejar de preguntarme por qué se
comportó de esa manera cuando preguntó mi nombre, en el exterior parece rudo
con esos tatuajes, pero sus ojos me dicen todo lo contrario. Jamás me había
puesto a pensar en lo que los ojos de las demás personas expresan hasta que vi
los ojos de Xander.
Estoy
tan absorta en mis pensamientos que pego un grito cuando Seally toma el volante
y lo gira hacia la derecha—: ¡Maldición, Season! —Grita y muevo el volante
tratando de estabilizar el auto— ¿Dónde mierda tienes la cabeza? ¡Estabas a
punto de chocar por no entrar a la intercesión con tiempo! —grita Seally de
nuevo. Tiene el rostro rojo y sus ojos se ven preocupados y enojados al mismo
tiempo—. Nos pudiste haber matado. ¡Frena el auto y bájate, voy a manejar yo,
por siempre y para siempre! —dice.
Mi corazón late con rapidez mientras
estaciono el coche y pongo el freno de mano. Con manos temblorosas desabrocho
mi cinturón de seguridad, de reojo veo a Seally bajarse del auto y el estruendo
de su puerta cerrándose me deja saber lo molesto que está. No voy a llorar.
Abro la puerta y pongo un pie fuera del coche, respiro con dificultad. No voy a
llorar. Saco mi otra pierna y recargo mis manos sobre mis rodillas. Sigo sin
poder respirar bien. No voy a llorar. No voy a llorar. Me impulso y salgo del
auto—: ¿Qué mierda estabas pensando, Season? —grita Seally de nuevo mientras
estoy dando la vuelta al coche, me aparqué a un lado de la carretera, así que
solo hay coches y pasto del otro lado. No es una carretera muy concurrida, pero
la intercesión donde tenía que entrar, se desvía de la nada, si no doblaba,
literalmente íbamos a terminar estampados frente a una muralla.
—Yo… —balbuceo. Mi voz empieza a
temblar y sé que Seally ya sintió lo que está a punto de pasar porque en dos
segundos estoy envuelta en sus brazos y comienzo a llorar desconsoladamente.
Mis sollozos son tan fuertes que me quedo sin aire. Comienzo a gritar y es aún
más difícil respirar. Enormes lágrimas caen por mi mejilla e inundan mi rostro,
empapando la camisa de Seally.
—Nena,
por favor, cálmate. Tienes que respirar. Discúlpame por lo que dije y por
gritarte, pero por favor, tienes que calmarte —me dice al oído mientras
acaricia mi espalda, su voz suena preocupada. Pero me es imposible calmarme. El
llanto y los recuerdos llegan y de repente tengo 12 años de nuevo y estoy
envuelta en esta oscuridad que no me permite ver, sentir o escuchar nada.
No
puedo decir por cuanto tiempo nos quedamos parados, Seally envolviéndome en sus
brazos y tratando de tranquilizarme. El miedo y cansancio del día toman lo
mejor de mí y solo siento como mis piernas fallan, tirándome al suelo. Solo
recuerdo ver el pecho de Seally y el olor a piel del asiento del auto.
***
—No
debiste haberle gritado, Seally —escucho la voz intranquila de mi mamá. Abro
los ojos y estoy en la habitación de mis padres, rodeada de almohadas cubiertas
en seda y veo el rostro preocupado de mamá encima de mí—. Ya despertó, avísale
a tu padre —le dice a Seally. Lo escucho salir de la habitación y trato de
sentarme, encontrándolo imposible. Mamá me sonríe y me ayuda a enderezarme—.
¿Cómo te sientes, mi niña? —pregunta mamá.
—Lo
siento tanto, mami —digo entre lágrimas, el llanto ya no es tan intenso como
hace rato, pero la culpa de lo que casi nos pudo haber pasado me consume—. No
lo vi y … —mamá me abraza y no me deja terminar de hablar.
—No
ha pasado nada, mi amor. No tienes por qué disculparte. ¿Crees poder caminar?
Vamos abajo y te preparo un té —dice.
Asiento
y me levanto con ayuda de mamá. Bajamos las escaleras en silencio y llegando al
último escalón veo el rostro de papá, quien corre a abrazarme—. Season, ¿te
encuentras bien? Llegué tan rápido como pude —me dice con preocupación, veo el
alivio en sus ojos.
—Estoy
bien, fan. No debiste salirte del hospital —respondo, y sonríe al escuchar su
apodo, me siento culpable por haber causado este desastre familiar. Seally está
detrás de papá, esconde su rostro y sé que se siente culpable por haberme
gritado—. ¿Sea, puedes ayudarme a llegar a la cocina? —pregunto.
Su
rostro se alza y me mira expectante. Camina con rapidez y me toma del lado
izquierdo, no queriendo quitar a mamá de mi lado derecho—: ¿Me perdonas, nena? —me
dice en voz baja.
Contemplo
su rostro, verdadera preocupación inunda sus ojos. No debería estar pidiendo
disculpas, soy yo la que casi choca el auto con nosotros dentro de nuevo, soy
yo la responsable de que esto haya pasado, de nuevo. Me siento tan mal
haciéndolo pasar por esto sabiendo lo mucho que ha sufrido él también. Beso su
mejilla y contesto—: No hay nada que perdonar, Sea.
Tanto esperar que ya se me olvidó de que va. Jijiji.. en un rato más que este desocupada me pongo a leerlo desde el capítulo 1 otra vez.. atte. BrissHdz
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