Para las que ya leyeron Tangled de Emma Chase, aquí hay una de las 3 escenas extras. Me he reído como loca. Emma Chase es mi favortia desde ahorita.
Escena
extra de Tangled.
La
Perra Contrataca. (Kate POV)
Los
hombres aman Star Wars. No en la misma manera en la que las mujeres aman
Titanic o The Notebook. Lloro cada vez que veo alguna de esas películas. Pero
Star Wars es diferente para los hombres. No es solo para entretenerse.
Ellos
creen en ellas.
Es
su manual, su Biblia. Aparentemente, todos los secretos de la vida son
encontrados en las películas de George Lucas. Al menos en las tres primeras. De
acuerdo con Drew, las tres últimas “apestan”.
Ahora
estamos viendo The Empire Strikes Back. (Capítulo 5 de Star Wars)
Drew
y yo hemos estado viviendo juntos por un mes. Pero se siente como si hubiera
sido más tiempo. ¿Sabes cuándo le haces algo a tu cabello y destaca? ¿Y después
de un día o dos no puedes recordar cómo se veía antes? ¿No puedes imaginar un
momento en el que tu cabello no sea esta vibrante y multifacética sombra? Es
muy parecido a eso.
Ahí
estamos —en el piso, acurrucados debajo de una pila de almohadas y mantas
comiendo palomitas— mientras Han Solo está a punto de ser congelado en
carbonita. Oh, y Mackenzie está aquí también. Alexandra y Steven nos pidieron
que la vigiláramos por la tarde.
—No
lo entiendo.
Los
ojos de Drew no se alejan del plasma. —¿Qué es lo que no entiendes?
Me
siento mientras explico. —El hombre está casi a punto de morir, y la mujer que
él ha querido todo este tiempo finalmente le dice que lo ama, ¿y qué dice él?
“¿Lo sé?” ¿Qué clase de línea es esa?
Drew
parece genuinamente sorprendido. —Uh… ¿la más grande en la historia de la
cinematografía?
—¿Por
qué no solo le dijo que él la ama también?
Drew
se sienta, prestándome toda su atención. Prepárense para ser instruidos en los
puntos más finos de la lógica masculina.
—Porque
él es maldito Han solo. Es el tipo más genial de la galaxia. No tiene que decir
que la ama, mira todo lo que ha hecho por ella. Ella ya debería saberlo.
Típico.
Sacudo la cabeza y miro hacia Mackenzie, quien está sentada entre nosotros. —¿Cuándo
te enamores? Ve por un tipo como Luke.
Drew
está altamente ofendido. —No. De ninguna manera…
—Él
es dulce. Valiente pero sensible.
—Luke
es una pequeña perra llorona hasta el Return of the Jedi. (Pelicula 6 de Star
Wars)
Mackenzie
alcanza su calculadora y añade 10 a la cuenta. ¿No te diste cuenta del Tarro de
las Malas Palabras descansado en la mesita de café? Sí, está casi lleno. Le
digo a Drew que solo le compre un Ferrari. Para el momento en el que ella tenga
edad suficiente para conducirlo, van a estar más o menos a mano.
—Si
decides que quieres casarte, Mackenzie, algún día, debería ser con alguien como
Han.
Mackenzie
voltea su cabeza de Drew hacía mí, como si estuviera viendo un partido en
Wimbledon.
—Él
es egoísta y egocéntrico. Siempre está en su crucero del espacio—
—Ese
es el Halcón Milenario para ti —interrumpió Drew.
Ignoré
su corrección. —Y es obviamente un jugador. Un mujeriego. ¿Por qué querrías que
Mackenzie estuviera con alguien así?
—Corrección:
fue un mujeriego. Hasta que conoció a Leia. Ella lo cambió. Y Mackenzie, como
Leia, va a ser inteligente, fuerte y poderosa. Se comerá a alguien como Luke en
el desayuno. Han, por otro lado, estará a su altura. La mantendrá satisfecha.
Él
sonríe —de esa manera que hace que mi estómago se contraiga— y agrega: —Como
nosotros.
Sonrío
burlonamente. —Pero yo nunca estoy satisfecha, siempre quiero más.
La
voz de Drew es baja sugestivamente. —Supongo que tendré que trabajar más,
entonces.
Y
solo así, estamos en la Tierra de la Lujuria. Acostúmbrate, pasa muy seguido.
Nuestras miradas chocas, y nuestras bocas gravitan hacia una hacia la otra. No
se preocupen por Mackenzie; no es nada que ella no haya visto antes.
Drew
es grande en el PDAs. Porque cuando se trata de afecto, y afecto y todo por el
caso, él es impaciente y malcriado. ¿Así que si quiere tocarme, o besarme? Lo
hace. Y le importa un carajo quien este alrededor en ese momento.
Puede
ser muy caliente, o increíblemente frustrante, depende de las circunstancias.
Antes
de que nuestros labios se toquen, el teléfono suena. Y la rubia cabeza de
Mackenzie aparece justo entre nosotros.
—¡Yo
respondo!
Alexandra
dijo que últimamente está en esto de contestar el teléfono.
—¿Evans-Brooks
re-dance? (Residence) suena igual.
Tiene
una buena manera de contestar, ¿no?
Ella
escucha al receptor, luego se voltea hacia Drew. —Tío Drew, es el portero. Dice
que tiene un paquete para ti.
—Dile
que firme y lo recogeré después.
Ella
le dice. Luego escucha de nuevo y dice—: Él dice que es pere-cede-ro.
Las
cejas de Drew se juntan preguntándose que puede ser. —Bien. Dile que lo mande
arriba.
Drew
pausa la película. Antes de pararse, agarra mi mano y la besa suavemente. Y sus
ojos prometen más.
Este
es nuestro primer fin de semana con ropa. Y a pesar de que adoro a Mackenzie,
estaría mintiendo si dijera que no estaba esperando algo de actividad entre
nosotros más tarde. Sí, mi nombre es Kate, y soy una nueva adicta al sexo.
Pero,
vamos, miren al hombre. ¿Pueden culparme?
Drew
abre la puerta y un uniformado hombre le entrega una tablilla antes de deslizar
una caja de cartón —con hoyos en la parte de arriba— a través de la puerta.
Drew firma, mira hacia la caja, y la patea con su pie. —¿Qué hay en—
Antes
de que pueda terminar, un coro de sonidos emerge de la caja.
Maullidos.
La
mandíbula de Mackenzie cae abierta mientras corre hacia la caja. —¡Suena como
gatitos! —Quita la tapa de la caja—. ¡Lo son! Es una caja llena de gatitos.
¿No
lo es siempre? Me paró y miro dentro de la caja. Ocho gatitos, para ser
exactos.
Drew
mira acusadoramente al repartidor. —¿Qué mierda es esto?
—Estos
son sus gatitos adoptivos.
—¿Mis
qué?
Hombre
Gatito mira la tablilla. —Drew Evans, ¿verdad?
Él
asiente.
—Usted
se apuntó para ser padre de un animal sin casa. Estos están bajo su tutela por
las próximas seis semanas.
Drew
ya está sacudiendo su cabeza. —Yo no me apunté para esta miera. Odio los gatos,
son las mascotas de Satanás.
Hombre
Gatito le entrega la plantilla. —Eso no es lo que dice aquí.
En
este momento, Mackenzie está arrullando y acariciando la caja de maullidos y
pelaje. Y cubro mi boca para evitar reírme.
¿No
lo han adivinado todavía?
—Voy
a matarla. ¡Lo juro por Dios! Voy a ser hijo único para cuando el día haya
terminado.
Ahí
es cuando comienzo a reírme. Fuertemente. Mientras le pregunto: —¿Qué
esperabas? Tenías un animal de granja siendo entregado en su condo en la mañana
de Navidad.
—Eso
era un regalo. Esto es solo malvado.
Drew
le entrega la plantilla a Hombre Gatito. —Lléveselos. Ha habido un
malentendido. No se pueden quedar.
Hombre
Gatito se ve decepcionado. —Eso es malo. Sin usted, a estos pequeños amigos les
van a practicar la eutanasia cuando termine el día.
Grandes
y redondos ojos azules miran a Drew.
—¿Qué
significa eufunacia, Tío Drew?
Drew
mira su pequeña cara triste alrededor de cinco segundos. Luego baja su cabeza
en derrota. —Maldita sea.
Sonrió
a Mackenzie. —Significa que los gatitos se quedan, dulzura.
—¡Yipeee!
—Ella comienza a sacarlos de la caja uno por uno.
Hombre
Gatito se voltea para irse. —Felices fiestas. Dios lo bendiga.
Drew
frunce el ceño. —Sí, sí. Feliz jodido Año Nuevo.
Luego
patea la puerta para cerrarla.
—Voy
a nombrarte Nala, y a ti Simba, y a ti Fluffy, y a ti Muffy… y a ti te voy a
llamar Drew Junior. Él luce como Tío Drew, ¿verdad, Tía Kate?
Oh
sí, ya soy la Tía Kate. ¿Qué tan increíble es eso?
—Sí,
lo hace. Él es muy atractivo y parece inteligente también. ¿No lo crees, Drew?
Él
aún tiene mala cara. —Sí, sí. Fantástico. Hey, tengo una idea, ¿por qué no
llevamos a Drew Junior y a sus amigos al Rio Hudson y ver si pueden nadar?
Me
paseo hacía mi novio. —Tú no quieres hacer eso. —Con Mackenzie concentrada aún
con los gatitos, deslizo mi mano debajo de la camisa de Drew y raspo mis uñas
sobre sus abdominales.
Eso
atrae su atención.
—¿No
quiero?
Mantengo
mi voz baja. —Nop. Porque rescatar pobres indefensos animales me pone
realmente… caliente.
Drew
levanta sus cejas. —¿Qué tan caliente?
Lamo
mis labios. Él mira.
—Mucho,
probablemente necesitaré que me enfríes con… cubos de hielo… o crema batida…
Pone
sus manos en mis caderas y me jala hacia adelante. —Mmm. Tal vez… los gatitos
tienen sus puntos buenos después de todo.
Sonrió
y asiento. Y luego nuestras bocas están unidas. Enredo mis manos alrededor de
su cuello, y mis pies dejan el suelo mientras Drew me levanta.
Justo
cuando su lengua sale a jugar, Mackenzie nos llama. —¡Tío Drew! Simba fue a
hacer pipi sobre la alfombra.
Él
suspira. Y presiona su frente contra la mía.
—Voy
a mandarle la cuenta a La Perra cuando mande a limpiar la alfombra. No… mejor…
las remplazaré. Eso morderá su culo.
No
quiero que se concentre en una guerra con su hermana. No cuando hay tantas
otras —más divertidas— cosas en las que él podría estar concentrado.
—Olvídalo,
Drew. Y después de que Mackenzie se vaya, puedes morder mi trasero en lugar del de tu hermana.
Se
ríe. Y pellizca el lóbulo de mi oreja.
—Tienes
razón. Eso será mucho más divertido.
Si no te has animado a leerlo, ver la reseña AQUÍ
Me encanta este libro ;) ... me enamore de Drew .. esperando a que subas mas cosas y que salga el próximo libro
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